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15 animales que se emparejan de por vida
Ciencia•10 min read
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Durante años, defensores de los animales, científicos y aficionados al marisco se han hecho la misma pregunta: ¿las langostas sienten dolor? Por fin tenemos una respuesta.
Palabras de Hemi Kim
El dolor es una experiencia privada y solo puede ser sentido por quien lo está experimentando. Entre los humanos, los profesionales de la salud han aprendido a confiar en el autoinforme del dolor o en la angustia de personas afligidas, algunas veces utilizando una escala numérica. Este número no puede ser medido independientemente, por lo que no se considera un valor verdadero. Pero a pesar de la dificultad para medir y documentar objetivamente el dolor, sabemos que el dolor es real. En el caso de los pacientes que no pueden hablar, los profesionales de la medicina pueden también observar sus expresiones faciales, sus movimientos y la tensión muscular. En los animales no humanos, la presencia del dolor también puede ser inferida por medio de la observación.
Si bien hay menos estudios sobre langostas y otros crustáceos decápodos que sobre otros muchos animales, hay evidencia de que ellos experimentan estrés y ansiedad. Utilizando el principio de precaución, los activistas por el bienestar animal no se ven obstaculizados por la falta de una respuesta definitiva a la pregunta de si las langostas sienten dolor y, en su lugar, dicen que hay suficiente información para impulsar la protección de una especie cuyo sufrimiento es con frecuencia ignorado por la sociedad, la industria alimentaria y la investigación científica.
Como resultado de las acciones de los defensores de los crustáceos decápodos en el Reino Unido, en el año 2020, los legisladores encargaron un estudio sobre la sintiencia de los crustáceos decápodos y de los moluscos cefalópodos. Este estudio fue publicado finalmente en noviembre del 2021 y confirma que sí son animales sintientes. Según informaron los defensores de animales, el objetivo de esta campaña es evitar que las langostas y los cangrejos sean transportados vivos, que sean mantenidos vivos en envolturas transparentes en los mercados y que sean hervidos vivos sin ser aturdidos primero, entre otros daños. La finalidad es que los crustáceos decápodos y los moluscos cefalópodos no sean excluidos del Proyecto de Ley de Bienestar (Sintiencia) Animal.
Hervir a las langostas vivas es una forma de reducir el riesgo de intoxicación alimentaria por bacterias que viven en su carne y que se multiplican rápidamente en sus cadáveres, según Science Focus. Además, se consideran más sabrosas y mejor presentadas cuando han sido cocinadas de esta forma.
Lo más probable es que sí, afirman los defensores de animales. Las langostas pertenecen a una familia de animales conocida como crustáceos decápodos que también incluye a los cangrejos, langostinos y cangrejos de río. Los científicos han observado cambios inmediatos y cambios a largo plazo en el comportamiento de los decápodos que demuestran que ellos responden al estrés y aprenden de las experiencias dolorosas. Las langostas intentan escapar de sus captores cuando son sacadas del agua, manipuladas y hervidas vivas en la estufa de una cocina.
Puedes conocer más sobre los estudios científicos del dolor en crustáceos decápodos en Crustacean Compassion.
De nuevo, sí, probablemente. El método más humano sería primero electrocutar a la langosta utilizando equipos de calidad de restaurante que están fuera del alcance de la mayoría de cocineros domésticos y de operaciones de bajo presupuesto, según los defensores del bienestar animal.
Mientras que cortar a una langosta por la mitad supuestamente se hace para deshacerse de su capacidad de sentir quitando primero su sistema nervioso central, hacerlo de forma precisa y exacta es complicado y podría causar “sufrimiento severo” si no se hace de la forma correcta, según el sitio web de Crustacean Compassion.
Las langostas pertenecen a un grupo de animales marinos conocido como crustáceos decápodos y los científicos infieren que el conocimiento acerca de otros decápodos puede ser fácilmente aplicado a las langostas. “Los crustáceos decápodos son capaces no solo de una respuesta refleja y nociceptiva, sino de una experiencia real de dolor”, escribe el codirector de Crustacean Compassion, el Dr. Maisie Tomlinson, para el blog de la Asociación Británica Veterinaria.
Los estudios conductuales, fisiológicos y neurológicos son una forma de comenzar a inferir respuestas a la pregunta de si las langostas —o cualquier otro individuo— sienten dolor.
Cuando las langostas intentan escapar de situaciones dolorosas, como el agua hirviendo en la olla de una estufa, están demostrando una preferencia, “el criterio decisivo para el sufrimiento real”, escribe el novelista y ensayista estadounidense David Foster Wallace en su ensayo del año 2004 “Hablemos de langostas“. Estas preferencias incluyen temperatura, poca iluminación y espacios con poca gente.
Lo opuesto al dolor es el placer. Que los decápodos, incluyendo a las langostas, busquen ciertas experiencias demuestran su conciencia de opciones menos agradables o aversivas. Los científicos también han demostrado esto al someter a los decápodos —generalmente cangrejos, cangrejos de río o camarones— a un tratamiento de choque, lo que demuestra su deseo de evitar ciertas afecciones cuando se les da la oportunidad. Los decápodos parecen calmarse frotando, acicalando o protegiendo una parte particular del cuerpo que ha sido herida o expuesta a un químico dañino.
Ser capaz de identificar y responder a un evento doloroso es lo que los científicos llaman nocicepción. Los nociceptores son un tipo de célula nerviosa que responde al daño del tejido, al estímulo mecánico (que incluye tocar) y a químicos dañinos. Cuando se activan, estos receptores de dolor neurológico desencadenan una respuesta que es similar al acto de tirar la mano hacia atrás al tocar una superficie muy caliente “antes de que se dé cuenta de que algo está sucediendo”, como lo expone David Foster Wallace.
Es decir, los nociceptores son mecanismos que se encuentran “fuera de la experiencia emocional del dolor”, como lo explican Francesca Conte, profesora del Departamento de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Mesina, Italia, y otros investigadores colaboradores. Los decápodos tienen nociceptores. Sin embargo, debido a que los decápodos tienen estructuras cerebrales diferentes a las de los humanos, los estudios no han explicado de forma concluyente cómo o si efectivamente las langostas perciben dolor.
Sin embargo, existe suficiente evidencia que muestra que podrían sentirlo. Los decápodos, un subconjunto de crustáceos a los que pertenecen las langostas, “tienen sistemas de dolor, incluido el sofisticado sistema cerebral necesario para esta función”, escriben Donald Bloom y Ken Johnson en la edición 2019 del libro “Stress and Animal Welfare” (Estrés y bienestar animal). La evidencia sugiere que los decápodos pueden sentir eventos dolorosos no sólo por medio de los nociceptores, sino también por medio de las sensilias, los cientos de miles de pelos que se asoman desde los bordes del caparazón de una langosta. Las sencilias contienen células nerviosas, o neuronas, que ayudan a la langosta a detectar cambios en la temperatura, movimiento, tacto, productos químicos (como olores) y más.
Se ha demostrado que algunos artrópodos, otro grupo paraguas al que pertenecen las langostas, tienen “procesos cognitivos avanzados” que podrían también indicar el potencial de las langostas de experimentar dolor. Finalmente, se han observado respuestas fisiológicas en decápodos experimentando daño del tejido y por la pesca de arrastre comercial.
Es ilegal “hervir langostas vivas” en Suiza, Noruega y Nueva Zelanda, como señala The Times en un artículo sobre la campaña legislativa que cobró impulso en el 2021 para ampliar la protección del bienestar animal en el Reino Unido. Los esfuerzos tienen como objetivo “reconocer que las langostas, los cangrejos, los pulpos, calamares y otros invertebrados sienten dolor como parte de la legislación que reconocerá formalmente que los animales son seres sintientes”.
El trabajo de proteger a más y más seres vivos en la naturaleza puede ser medido por tal cambio de política. Los materiales de promoción usados actualmente por los defensores de animales en el Reino Unido que promueven el cambio se basan en informes científicos de cómo los crustáceos decápodos sienten dolor, pues las personas pueden empatizar con el deseo de evitar el dolor y, en general, apoyar la acción para reducir el sufrimiento de los demás. Como ciudadano de a pie, David Foster Wallace parece que estaba de acuerdo en que los crustáceos decápodos sufren cuando son hervidos vivos. Aunque su descripción parece más cercana a lo que es cocinar cangrejos vivos que langostas vivas:
Si la está inclinando de un recipiente a la tetera humeante, la langosta intentará aferrarse a los lados del recipiente o incluso enganchar sus garras sobre el borde de la tetera como una persona que intenta evitar caerse por el borde de un techo. Y peor es cuando la langosta está completamente sumergida. Incluso si cubres la tetera y te alejas puedes generalmente escuchar el traqueteo de la cubierta y el ruido metálico mientras la langosta intenta empujarla. O las garras de la criatura raspando los lados de la tetera mientras se agita. En otras palabras, la langosta se comporta de forma muy similar a como tú y yo nos comportaríamos si nos sumergieran en agua hirviendo (con la obvia excepción de gritar). Una forma más contundente de decir esto es que la langosta actúa como si tuviera un dolor terrible, lo que hace que algunos cocineros abandonen la cocina por completo y lleven uno de esos pequeños temporizadores plásticos de horno con ellos a otra habitación mientras esperan que el proceso termine.
La cuestión de si las personas están dispuestas a examinar el dolor potencial en la experiencia de una langosta siendo capturada, transportada y sacrificada conforma la conclusión del ensayo de Wallace del 2004, el cual incluso revisa explicaciones científicas para el dolor de la langosta. Casi dos décadas después, las poblaciones de varios países en todo el mundo están empezando a tomar nota de las experiencias emocionales de las langostas, los cangrejos, los cangrejos de río y los camarones, incluso mientras los matan y se los comen.