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¿Cuántos animales se matan para comer todos los días?
Agricultura•11 min read
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La producción de huevos es la práctica de criar aves, como gallinas, patos y gansos, para producir huevos para uso humano. Eche un vistazo al interior de esta industria secreta.
Palabras de Hemi Kim
La sorprendente forma en que se produce el 95% de los huevos en Estados Unidos podría aguarte los ojos. En las edificaciones donde se producen los huevos se acumulan desechos de pollo que contienen amoníaco, un compuesto químico que puede irritar los ojos. La basura y el polvo en los gallineros pueden hacer también que los pulmones piquen y causen problemas respiratorios. Este ambiente es el único conocido por los pollos y otras aves usadas para la producción de huevos para consumo humano, a pesar de que los cuerpos de las aves absorben el doble de gas que los mamíferos cuando respiran. Las aves ponedoras son madres confinadas en jaulas o gallineros superpoblados, víctimas de un sistema alimentario que prioriza constantemente las ganancias sobre su salud. La cría de huevos representa el 21% de las ventas en la industria avícola altamente consolidada. Es parte de un sistema que impone altos costos no solo para las aves, sino también para los humanos por medio de contratos predatorios para los agricultores, condiciones de trabajo peligrosas para los trabajadores agrícolas, peligros para la salud pública y la destrucción del medioambiente
La producción de huevos es la práctica de criar aves —como pollos, patos y gansos— para producir huevos para consumo humano. Los huevos usados para comer son conocidos como huevos de mesa, pero los huevos fertilizados se pueden incubar para criar pollos por su carne u otros fines. Independientemente de esta distinción, la mayoría de los huevos se cosecharon en granjas industriales.
Las personas que crían aves para obtener sus huevos hacen parte de la industria avícola, una industria en la que los granjeros trabajan con contratos injustos que los dejan endeudados con empresas más grandes. Aunque el objetivo principal de la producción de huevos es hacer dinero, la mayor parte de ese dinero va a las empresas más grandes. Según un reporte de Transfarmation Project, el 27% de las granjas de aves de corral y de producción de huevos en los Estados Unidos agruparon el 98% de las ventas en 2017.
En su libro Project Animal Farm, la defensora de los derechos de los animales Sonia Faruqui informa sobre sus visitas a una granja de producción de huevos en Canadá que no estaba ganando dinero gracias al modelo de negocio de alto volumen y bajo margen de la industria. Esa granja optó por no expandir su negocio en la producción de huevos y, en cambio, ganó más dinero criando pavos en corrales.
No hay ninguna garantía de que un productor de huevos en Estados Unidos gane dinero, ya que sus ingresos varían de un lote a otro, incluso cuando siguen todas las reglas establecidas por la industria avícola. Estas variaciones en las ganancias son causadas por las enfermedades, la condición de las aves cuando son entregadas por la empresa con la que el granjero tiene el contrato y los costos que el productor de huevos debe asumir para pagar por equipos mejorados, según lo exigen sus contratos.
De acuerdo con las guías de Extensión de la Universidad de Georgia, una fuente de información amigable con la industria, se estima que los productores de huevos contratados que cultivan huevos para incubar en otro lugar ganan aproximadamente entre USD 10,000 y USD 15,000 por casa cada año, aunque este promedio es más alto para los agricultores que han pagado el mínimo de USD 280,000 que deben pagar para invertir en cada casa.
En la industria avícola y de producción de huevos, los pollos son llamados de diferentes formas según su uso. Las gallinas ponedoras son pollos hembra criados para obtener sus huevos. Los pollos de engorde son criados por su carne. Las gallinas viejas también son sacrificadas por su carne y grasa cuando ya no pueden producir huevos al mismo ritmo que la industria quisiera.
En la industria, los huevos se toman de gallinas que viven en espacios pequeños, ya sea en jaulas, sin jaulas o al “aire libre”. Lee la Guía de Descifrado de Etiquetado de Alimentos de la Humane Society para aprender más acerca de los diferentes estándares que existen en la producción de huevos. Si bien representan pequeñas mejoras en los sistemas de jaulas en los que se crían la mayoría de gallinas ponedoras, los términos “libre de jaulas”, “criadas al aire libre”, “criadas en pasto” o “con certificado orgánico” no mencionan muchos otros problemas de bienestar animal, como el corte de picos y someter a las gallinas a pasar hambre para que produzcan más huevos.
La mayoría de gallinas ponedoras son mantenidas en jaulas de batería. En estas jaulas, cada gallina debe permanecer en un espacio aproximadamente del mismo tamaño de una hoja de papel (67 pulgadas cuadradas), apiñada junto a otras gallinas sin medios de escape. Las aves permanecen en pisos de alambre que lastiman y dañan sus patas, sin nada qué rasguñar y sin poder tomar un baño de polvo. El espacio que ofrecen estos lugares es pequeño en comparación con el mínimo ideal de 4 a 10 pies cuadrados por pollo en espacios interiores.
Así como en las jaulas de batería, las unidades de alojamiento en colonias enriquecidas son otro tipo de jaula. Estas jaulas son levemente más grandes, con 116 pulgadas cuadradas por gallina. Cada jaula con piso de alambre también tiene una caja nido, una percha y una almohadilla para rascar. Los sistemas de jaulas, incluso cuando presentan leves mejoras para que las aves puedan expresar algunos comportamientos naturales, aún apilan a las aves una encima de otra y no les dan espacio afuera para explorar y bañarse en el polvo.
Para las gallinas ponedoras, vivir libres de jaulas simplemente significa que no hay jaulas, pero es un término que se interpreta libremente en la industria. En Estados Unidos, las empresas pueden optar por no ser certificadas ni calificadas como “libres de jaulas”, pero todavía seguir llamando a sus huevos “libres de jaulas”. Los pollos libres de jaulas no tienen acceso al aire libre.
El término “al aire libre” simplemente significa que hay por lo menos una abertura en el cobertizo donde las aves son mantenidas. Como el término casi no está regulado, no está claro qué tanto tiempo realmente las gallinas pasan al aire libre o si tienen plantas altas para esconderse. Las gallinas cuyos huevos se comercializan como de corral y son vendidos con el sello de clasificación del Departamento de Agricultura (USDA), deben tener acceso limitado a comida, agua y al aire libre durante su ciclo de puesta.
Lo primero que hacen la mayoría de los granjeros para producir huevos es firmar un contrato y hacer una gran inversión en tierras, gallineros y equipos. Sin embargo, antes de adquirir una deuda o de firmar algún contrato, los granjeros deben hacerse algunas preguntas difíciles a sí mismos y a la empresa avícola para la que estarán trabajando. Laura Klauke, de Rural Advancement Foundation International, escribe que es importante ser persistente al solicitar “una copia del contrato por adelantado” y obtener cualquier promesa de cambiar el contrato por escrito. También podrían querer leer sobre las condiciones bajo las cuales la mayoría de las granjas productoras de huevos crían a sus gallinas. Algunas de ellas se mencionan a continuación:
Después de una semana de nacidas, a las gallinas ponedoras se les corta el pico con una cuchilla de metal caliente o un cuchillo frío, sin anestesia para bloquear el dolor intenso del procedimiento. El debilitamiento provoca dolor persistente en una zona con muchas terminales nerviosas. Las aves usan su pico para manipular alimentos, hacer nidos, explorar, limpiarse y protegerse de otras aves y otros animales.
El baño de polvo y agua es imposible para una gallina en una granja industrial moderna, donde son mantenidas en jaulas en batería. La producción libre de jaulas permite a las gallinas tomar baños de polvo, según The Humane Society.
Para lograr que las aves satisfagan durante todo el año la demanda de las empresas de alimentos (las que suministran huevos a las tiendas de comestibles y restaurantes), los productores de huevos deben hacer pasar hambre a las gallinas más viejas por un espacio de una o dos semanas seguidas. Esto engaña a sus cuerpos para que puedan poner huevos un par de veces más. Esta práctica se denomina “muda forzada”.
Las gallinas ponedoras quedan con las extremidades débiles y dificultad para moverse. “La constante producción de huevos combinada con una completa incapacidad para ejercitarse [a laying hen’s] la hace propensa a sufrir de osteoporosis y a tener los huesos rotos”, escribe la especialista en discapacidad y estudios críticos sobre animales, Sunaura Taylor, en Beasts of Burden. Mientras que los cuerpos de las gallinas en jaulas de batería están destinados naturalmente a producir 60 huevos por año, la norma de la industria es de 250.
Cuando las gallinas ponedoras están viejas y no pueden producir huevos al ritmo que se considera más eficiente para obtener ganancias, son enviadas al matadero.
Conocer todos los datos sobre la producción de huevos puede hacer que muchas personas reconsideren si realmente vale la pena el costo.
El cuerpo humano puede sobrevivir sin comer huevos, los cuales están llenos de grasa y colesterol.
El aire en un establo de producción de huevos es tóxico debido al amoníaco, hasta el punto que se debe aconsejar a los trabajadores que usen máscaras. La concentración de amoníaco puede llegar a ser tan alta en el suelo de un gallinero que puede llegar a quemar los cuerpos de los pollos que tienen que yacer en sus propios desechos. La contaminación por amoníaco en las granjas industriales es una de las principales causas de muerte por contaminación del aire. Se ha descubierto que afecta la biodiversidad de las plantas y puede dañar las hojas y el suelo.
El excesivo uso de antibióticos en la cría de pollos ha dado lugar a la propagación de enfermedades mortales incurables, y esto incluye la producción de huevos. Debido a que la mayoría de los pollos se mantienen en jaulas de batería, estos experimentan estrés por calor y están expuestos a bacterias por vivir en sus propios desechos y en los de las demás aves. En lugar de mejorar estas condiciones de vida, las empresas de alimentos obligan a los agricultores a utilizar antibióticos para tratar de contener los efectos de bacterias como la E.coli y la Salmonella, que causan intoxicación alimentaria en los seres humanos.
Muchas recetas que requieren huevo se pueden adaptar para ser elaboradas con alternativas al huevo. Solo depende del propósito para el que se esté usando el huevo: mezcla, volumen, humedad, textura o apariencia.
Como los pollos macho no pueden producir huevos, mueren asfixiados o se trituran vivos. El término eufemístico “sacrificio” es utilizado con frecuencia por la gente de la industria avícola para describir este tipo de matanza.
Los pollos cooperan y se supervisan unos a otros. Según el sitio web del santuario VINE, el famoso canto del gallo es una señal de lo sociales que son los pollos: “¡Kikiriki!” significa “¡Todo bien por aquí!”. Los pollos tienen amigos, socializan y aman vivir libremente en exteriores.
La respuesta más simple a la producción de huevos es intentar estilos de vida que reduzcan el daño hacia los demás de la forma más práctica posible. Por tu parte, tal vez puedas tratar de reducir la cantidad de huevos que comes o puedes elegir alimentos que no tengan huevos en sus ingredientes. Si quieres comprometerte con mejores prácticas agrícolas y mejores sistemas alimentarios podrías buscar grupos que trabajen para aliviar la difícil situación de los pollos de granja, los trabajadores agrícolas y los agricultores.
La forma en que se produce la mayoría de los huevos en los EE. UU. y en todo el mundo trata a las gallinas como máquinas y no como aves que necesitan y disfrutan de su libertad. La cría de huevos es una parte integral de la industria de la cría de pollos. Las gallinas criadas por sus huevos sufren en condiciones sucias, de hacinamiento y oscuridad que impiden sus comportamientos naturales, como buscar comida en la hierba, bañarse en el polvo, extender sus alas y erizar sus plumas.